Si desea recibir newsletters y ofertas exclusivas, puede personalizar sus ajustes en MIS PREFERENCIAS.
Durante más de 5000 años, la seda se ha considerado un tejido especialmente exclusivo y refinado. Su brillo luminoso, suave caída y capacidad para adoptar colores intensos garantizan que las prendas y los accesorios fabricados con este material tengan un acabado único y lujoso. Es, por tanto, suave y ligero al contacto con la piel, y naturalmente transpirable, lo que potencia su comodidad.
El cultivo de la seda es originario de China, y gran parte de la producción se sigue realizando en Asia. Sus fibras finas y resistentes se encuentran en los capullos de los gusanos de seda, que se procesan con cuidado hasta obtener hilos para su posterior tejido en prendas como camisas, corbatas o pañuelos. La seda se puede encontrar, así mismo, mezclada con lana o algodón, proporcionando suavidad y brillo a prendas de punto o trajes.
No hay nada que se asemeje a la apariencia y las prestaciones de la seda pura. Estas son las principales razones para invertir en un material auténtico.
Ni las mejores fibras sintéticas pueden capturar la calidad del brillo o la caída de la seda pura. En tejido o punto, siempre sienta bien, y su capacidad para adquirir colores intensos permite crear piezas elegantes y llamativas.
La seda se adapta a cualquier clima: con frío retiene el calor y ayuda a proteger el cuerpo. Con calor, elimina la humedad de la piel y la mantiene fresca y seca.
La seda es un material completamente natural. La estructura de sus proteínas hace que sea uno de los tejidos menos alergénicos y se pueda llevar directamente sobre muchos tipos de piel, incluso las más sensibles.
La seda tiene una resistencia a la tensión similar a la del acero y, de manera natural, no contrae ni manchas ni malos olores. No se deje engañar por el aspecto delicado del tejido. La seda es increíblemente resistente y duradera.